Diez carreras, en nueve días, en las que no se perdona nada. Todos los días tienes que dar todo, no hay excusas. Si te duele algo, tienes que seguir corriendo, si te has perdido un día, tienes que seguir corriendo, si el perro está cansado, tienes que seguir corriendo. Ésa es la cosa: seguir corriendo.
Los paisajes son una pasada, el ambiente es excepcional y los desniveles tremendos, pero realmente merece la pena.
El canicross de allí no es de salón. La carrera media es más dura que cualquiera de las que hay en España, y la palabra plano no existe en las características de ninguna de las pruebas.
La TDM se divide en estaciones de esqui. A saber: Oz en Oisans, Vaujany, Allemond, Villard-Reculas y Auris. Algunas estaciones tienen cuatro carreras y otras solo una.
La distancia media no es muy larga, exactamente 6,6 km, con máxima de 8,8 km y mínima de 3,8 km, pero todas, sin excepción, tienen desniveles muy fuertes, y se gana subiendo bien y bajando mejor.
La competencia es fuerte. Allí el perro medio es muy superior a casi cualquier perro que compita en España habitualmente y la mayoría de los corredores de cabeza llevan dos, con la ventaja de poder alternarlos, pero nosotros, simples mortales, nos presentamos con nuestros perretes, Sara y Brujo. Lo dieron todo, no cabe duda. Pasaron mucho calor, tiraban cuando ya no les quedaban más fuerzas y al día siguiente, sin apenas tiempo para haberse recuperado, volvían a colocarse en la línea de salida con tantas ganas como el primer día. Increíble lo de estos perros. Ellos no entienden de cronos, distancias o desniveles, pero entienden que tú quieres correr y ellos salen a darte todo. Mi admiración por ellos.
Este año el principal cambio ha sido la mejora en el resultado de nuestra presidenta. Allí que se subió al podio con Sarita. Después de ir terceras, en la clasificación general, desde la segunda carrera, a punto estuvieron de perder el podio el último día por la presión de la que, a la postre, quedó cuarta. En verdad la sustancia de la medalla no la da el que se sube al podio, sino los que viene por debajo intentando bajarte del cajón. Sin competencia no hay carrera. La gloria del triunfo la dan los perdedores. La dan los que se vuelven derrotados después de darlo todo. Sin el sufrimiento de los perdedores no tendría sentido la victoria.
Otra cuestión a destacar fue que España aportó el tercer mayor contingente de corredores con 17. Y de Madrid, además de Patricia y David, por parte de Correcaninos, fue Sergio y Jon de ACUNR. La verdad es que da gusto poder estar con amigos, disfrutando de lo que te gusta.
El año próximo quién sabe si volveremos, pero, al menos, podremos decir: yo estuve allí y corrí a tope.
Y porque una imagen vale más que muchas palabras, aquí os dejamos la foto de la TDM 2012: